miércoles, 19 de septiembre de 2012

Prólogo.


Iba corriendo para despejarme y me dirigí hacia la calle central de la ciudad. Quería aclararme y pensar en todo lo que había sucedido. No podía creerlo: me estuvo ocultando una cosa y no confió en mí, ni siquiera ahora, que nos hemos distanciado y enfadado.Me paré al lado de unas personas que estaban mirando hacia arriba aterrorizadas y hablando entre sí.
 Cuando miré hacia aquel enorme edificio, en la azotea, el corazón se me detuvo unos segundos, no podía reaccionar. Después de más  o menos un minuto , que me pareció eterno, me di cuenta que era ella, ella estaba ahí arriba, sola y en el bordillo. En un acto impulsivo y sin pensarlo, subí  las escaleras para detenerla, y cuando llegué, la vi de espaldas hacia a mí, con un pantalón de chándal, descalza y la parte de arriba desnuda. Su pelo rubio caía ondulado hacia su espalda, que se la tapaba toda. Estaba con los brazos abiertos, como si fuera a volar.
 -   Sabía que vendrías….
 -   Loren, por favor, no hagas tonterías. -   Tengo que decirte algo. Perdón por ocultártelo durante este tiempo, es un tema difícil de hablar.
No podía hablar, el miedo me dominaba. Me acerqué a mirarla, pero cuidando por no tropezar y sin mirar en ningún momento a sus partes descubiertas. Estaba con los ojos cerrados y con la mandíbula tensa, apretando los dientes. 
Ya estando a su altura, me quité la camisa y se la puse, repitiéndome: no mires abajo, no mires abajo…Se la puse y me separé un poco,  ya que me encontraba algo mal.
-   Te quiero, no hagas ninguna locura. Va-vamos, baja de ahí, hablémoslo.
Cuando la iba a coger, para que bajara, el mareo se me volvió  más intenso y el pie izquierdo se me torció. Sentí que estaba volando, pero no como los típicos pájaros, si no como un avión a punto de estrellarse contra tierra.
-   ¡¡¡CUIDADO!!!- gritaba preocupada, pero no la podía escuchar a penas.
A pocos metros ya del suelo, casi inconsciente,  noté algo que me envolvía y también calor, pero también percibí un fuerte dolor en el brazo derecho, y fue cuando caí en la completa inconsciencia.